
Los egipcios fueron a por él desde que saltó al campo y estuvieron a punto de sacarle de sus casillas.
Leo Messi se estrenó esta temporada jugando ayer 45 minutos en la segunda parte ante el Al Ahly. El argentino, que en el primer partido ante el Tottenham inglés no participó por unas pequeñas molestias, fue recibido con una fuerte ovación nada más pisar el césped del nuevo Wembley. Era evidente que la gente tenía muchas ganas de ver en directo al que va camino de acaparar este año con todos los trofeos individuales habidos y por haber. Sin embargo, las gradas tuvieron que esperar pacientemente hasta la segunda parte para ver en acción a Leo.
Messi salió a medio gas, consciente que era su primer partido de la temporada y que tampoco era plan de apretar el máximo el acelerador. Sin embargo, la defensa del Al Ahly empezó a tomarle la medida muy pronto, ya que en poco más de diez minutos había recibido sendas faltas, dejando claro que el partido ni iba a ser precisamente un camino de rosas para el blaugrana.
Leo, que se colocó como delantero centro, flanqueado en las bandas por Pedro y Jeffren, empezó a mover el balón con rapidez, casi siempre al primer toque, buscando los espacios. De hecho, el primer gol de la segunda parte llegó gracias a una excelente combinación entre el ‘crack’ argentino y Pedro, que remató Jeffren prácticamente a portería vacía tras chocar, de forma desafortunada, Gudjohnsen con el guardameta egipcio, dejándole conmocionado durante unos minutos sobre el terreno de juego.
Pese a todo, Messi seguía sin encontrarse del todo cómodo y poco a poco se fue desenchufando del partido por culpa de las reiteradas faltas que recibía y el acoso y derribo que era víctima por parte de la defensa egipcia. La gota que rebosó el vaso fue una entrada doble por detrás en el minuto 62, entre Eno y Gomaa, que acabó con sus huesos por el suelo. Leo, visiblemente contrariado ante esta acción, se revolvió y lanzó una patada al aire mientras caía que si llega a impactar en algún jugador rival hubiera podido ser merecedora de tarjeta roja directa. Afortunadamente la patada no llegó a contactar con nadie y el colegiado, Chris Foy, prefirió mirar para otra parte para evitar más polémicas.
Messi ofreció destellos de su enorme calidad en alguna acción aislada, como una asistencia a Jeffren, que le dejó solo ante el guardameta.
Sin embargo, el argentino seguía recibiendo por todas partes y le era imposible practicar su juego habitual por el empecinamiento del rival de frenarlo a toda costa desde el primer minuto. En total fue objeto de seis faltas, al menos que pitó el colegiado, por otras tantas que se ‘comió’ el trencilla de turno.
Ante esta situación y consciente de que sólo se trata de un amistoso, Messi optó por bajar el pistón y no entrar en las provocaciones del rival. Su mejor acción, aunque inofensiva a la postre, fue un lanzamiento de falta que iba bien dirigido pero sin mucha potencia, por lo que el guardameta no tuvo mayores problemas para hacerse con el balón.
Desgraciadamente Leo se tendrá que ir acostumbrado a recibir este tipo de marcajes, aunque se trate de un simple amistoso, ya que a día de hoy es el jugador más perseguido del mundo y para cualquiera es un reto poder decir que ha frenado al mejor jugador del mundo.
Messi se marchó de Wembley, campo que visitaba por primera vez, sin muchas ganas de hablar y escoltado por un enorme guardaespaldas. Hoy tendrá fiesta, pese a que todavía no se le ha podido hacer la revisión pertinente.
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